Ekkita's Blog

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sábado, 4 de agosto de 2018

Hoy es uno de los días mas tristes de mi vida, ya q es la partida de mi padre; y pese a q no tuvimos de las mejores relaciones el cariño siempre estuvo. No pudimos representarlo de la forma normal, pero siempre existió.
Tuvimos muchos desacuerdos, quizás por que eramos muy parecidos, no tuvimos las mejores comunicaciones, pero así fuimos.
En estos meses, cuando supimos de  tus enfermedades, fue cuando mas nos unimos, estuvimos frustrados por que no sabíamos q hacer, pero seguimos adelante, nos mostraste tu valor y lo testarudo que fuiste, hasta el final. Con el tiempo cambiaste bastante, de ser un tipo un poco pasado a la antigua, a abriste mas tu mente y aceptaste cosas que quizás antes no lo hubieses hecho. Me alegro de haber alcanzado a decirte que te quiero, y que no le hice caso ese tonto orgullo y seguir teniendo contacto contigo, pude disfrutar de tus cambios y lo que mas me llena es que, pudiste darles buenas memorias a Matias, trataste de ser el padre que no pudiste ser con nosotros, por las circunstancias de la vida.
Siempre estaré agradecida de lo que me diste, perdiste algunos momentos de los cuales querías estar por el trabajo y para darnos un bien estar, fue sacrificado y tal vez por eso cometiste errores, pero son cosas humanas. A lo mejor como no sabias demostrar cariño, y lo hacías de otra forma, que lamentablemente no pude descifrarlas hasta tarde, fuiste un hombre muy complicado, es por eso  que a lo mejor peleábamos tanto, pero por suerte en los últimos meses pudimos acercarnos mas
 buen viaje capitán a donde vayas 

domingo, 7 de septiembre de 2014

Poema



A Margarita 


Autor: Rubén Dario 

Margarita, está linda la mar,
y el viento

lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,
Un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.
Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?
La princesa no mentía.
Y así dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad".
Y el rey clama: "¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura!¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar".
Y dice ella: "No hubo intento;
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté.
Y el papá dice enojado:
"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver".
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí."
Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mi vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

jueves, 12 de septiembre de 2013

A mi Hijo



Mi muchacho querido
Imaginas como vivo
Contando talves las horas,
Hijo cuanto has crecicdo,
El tiempo pasa inclemente;
Los niños, hombres se vuelven.

Y tu te irás alejando,
Vas buscando tu destino,
A lo largo del camino
Nos dejaras, me imagino.

Ya seras hombre me digo,
Aunque cruel es el destino,
No detendré tú camino.
El tiempo me ha envejecido
Zagál mi niño querido.

Mas para tí va mi concejo,
Analiza tus acciones,
Rinde siempre mas,
Internate en tus oraciones,
Luce como un ser humano digno,
Luego proclama tu individualidad
Ah! y algo mas, haz todo con amor
Nunca menosprecies tu persona,
Con las cosas insignificantes no te rebajes 
Ahora vuélvete grande y sabio.

Tu Madre Lucy.

Angel de Luz 



Angel de amor, luz y candor
cuando tu ries das paz a mi corazón,
niña querida carita de sol
y lo que hoy siento inspira mi corazón

cierro mis ojos bella ilusión
y apareces niña de mi corazón
rayito de luna, te mezco en la cuna
mientras sueño y pienso que eres mi fortuna.

como hacerte reina mía
mil caricias todo el día
y en las sombras de la noche 
esconderte en mi alegría

juega niña pequeñita
ríe siempre a tu mammita
y no llores por favor
bello pedazo de mi corazón.


una canción compuesta por mi querida abuela Que Descanse en Paz 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Por el Camino Adelante


Titulo: Por el Camino Adelante


Autor: Joaquín Dicenta Benedicto

En la hora agonizante,
de un crepúsculo violeta,
va marchando una carreta
por el camino adelante.
Cruza un pájaro agorero
sobre los campos silentes
y una canción, entre dientes,
va entonando el carretero.




En sus nidales de esparto
se ponen las aves presas
y en la hora agonizante,
relucen como turquesas
los ojos de los lagartos.
Tras la carreta una moza,
marcha mientras que solloza,
por el camino adelante.

Déjame subir al carro, carretero.
Déjame subir al carro que me muero.
Mira que voy muy cansada,
que hace mucho que camino,
mira que marcho sin tino,
desde que fue la alborada,
he recorrido senderos,
he echado por el atajo,
monte arriba, monte abajo,
sin pedir a los cabreros,
un descanso en los apriscos,
sin implorar con mis quejas,
la leche de sus ovejas
hiriéndome entre los riscos,
bebiendo en las cristalinas,
aguas de los manantiales,
me han clavado los zarzales
sus espinas, sus espinas.


Al pasar por los confines
de los aperos cercanos,
sus colmillos en mis manos
han clavado los mastines,
y he seguido sollozante
y he caminado sin tino
por el mojado camino,
por el camino adelante;
toda cubierta de barro
de mis fuerzas desespero.
¡Déjame subir al carro,
carretero!
En busca voy de un zagal,
que en una noche pasada
se detuvo en la posada
por mi mal.
Amarme siempre juró
y yo creí su juramento,
mas ¡ay! se lo llevó el viento
y sin vida me dejó.
Dijo que si no le amaba
se moriría de pena,
que era yo como cadena
que su alma encadenaba,
y que su amor era tal
que fuera un crimen no amarle,
que el desprecio iba a matarle.
¡Y era tan lindo el zagal!
Mas ¡ay de mí! que él se fue
y yo quedé encadenada,
que lloro desamada
después que tanto le amé;
que él se marchó sin dolor
y a mí me pinchan dolores.
¡Él se llevó mis amores,

y yo me muero de amor!

Carretero, oye mis quejas,
caigo en tierra y me levanto,
pronto no podré hacer tanto,
si en el camino me dejas.
Carretero de Avilés,
me han herido los zarzales,
los mastines y riscales,
llevo sangrando los pies.

Toda manchada de barro,
de mis fuerzas nada espero.
Déjame subir al carro, carretero,
que me muero.
Cae la moza, se levanta,
y otra vez vuelve a caer,
empieza el cielo a llover
mientras la noche adelanta,
la moza grita y se inquieta,
el carretero no escucha,
porque ya entre el barro lucha
y esta lejos la carreta.

Cae la moza sollozante,
sin poderse levantar,
va el carro en su caminar
por el camino adelante.
Y la moza en el sendero
llora caída en el barro.
Déjame subir al carro, carretero.
Déjame subir al carro,
que me muero.

dedicado a mi abuela (q estuvo de cumpleaños) unos de los tantos poemas q recitaba 

sábado, 2 de junio de 2012

El Plumero

este es un poema creado por mi abuela, ella (antes de q se enfermara) tenia una gran creatividad, y una sorprendente memoria, (de hecho los poemas q he escrito son los q ella se aprendía y recitaba)

Titulo: El Plumero


Autor: Lucy Yañez




Una tarde que yo estaba
sacudiendo la salita,
divisé en una esquina
que tejía una arañita,
me acerque muy cautelosa,
con el palo del plumero
quise dejarla en el suelo
con tal fuerza yo le dí,
que por el aire voló
el palo de mi plumero
que con el golpe se quebró.

Antes que llegue mamita,
una cosa voy a hacer
plantar tal vez el plumero
por si llega a florecer.

Todas las noches lo riego,
para ver que pasa y luego
veo que su palo crece
mas de pronto me parece
que le salieran ramitas,
y que en todas las puntitas.
le florecieran plumitas
mas luego que me despierto
lo miro con desespero
que, ni por mas que lo riego
no florece este plumero.

viernes, 25 de mayo de 2012

El Violín de Yanko (poema)


El violín de Yanko

Poema de M. R. Blanco Belmonte


Madre la selva canta,
y canta el bosque y canta la llanura,
y el roble que a las nubes se levanta,
y la flor que se dobla en la espesura,
y canta y juega el viento en el camino,
y en el rubio trigal las amapolas,
y en el cauce el arrollo cristalino,
y los troncos, los tallos, las corolas,
la tierra, el cielo azul, la mar gigante
y las hierbas que bordan el barranco.
Madre, es una canción dulce y vibrante,
que a Yanko llega y que comprende Yanko.

Era Yanko un chicuelo,
más rubio y sonrosado que la aurora,
con los ojos tan puros como el cielo
y el alma cual de artista soñadora.
La música del campo lo atraía...,
adivinaba un himno en los rumores,
que el viento recogía
al besar los arbustos y las flores,
y en el gorjeo matinal del ave,
y en el silencio de la noche grave
y en cáliz gentil de la violeta,
hallaba una canción tierna y sin nombre,
la canción sacrosanta del poeta
que apenas puede comprender el hombre.

Siempre que del mesón en la cocina
brotaban los armónicos raudales
de un violín cuya nota cristalina
es dulce cual la miel de los panales,
él escuchaba con sublime encanto
esa canción de arrullador cariño,
y con los ojos húmedos de llanto,
"quién tuviera un violín ", pensaba el niño.

La voluntad emperatriz altiva,
prestó a Yanko inventiva
para hacer un violín débil, crujiente,
cual hecho de un caballo con las crines
y con ramas de verdes limoneros;
violín tan semejante a los violines
como un trozo de vidrio a los luceros…
Mas, ¡ay!, en tal violín fue el llanto queja,
y fue la queja destemplado grito:
¡Cual ruiseñor no gime la corneja
ni anida la endecha seductora
en un violín que llora cuando canta,
en un violín que chilla cuando llora!

Una noche estival toda fulgores,
al entreabrir sus párpados el cielo,
y al entornar sus cálices las flores,
arriesgóse el chicuelo
a entrar en la cocina,
y a impulsos de sus ansias ideales
tomó el rico violín de voz perlina
y le arrancó torrentes musicales.
Los peones: "al ladrón", despavoridos
gritaron, despertándose del sueño
y sordos a los ruegos y gemidos,
feroces maltrataron al pequeño.

Agonizaba Yanko. En su agonía,
Febril y estertoroso, repetía:
"Madre la selva canta,
y canta el bosque y canta la llanura,
y el roble que a las nubes se levanta,
y la flor que se dobla en la espesura,
y las alondras al emprender el vuelo,
y las hierbas que bordan el barranco".
Y al expirar el niño, en noble anhelo,
Dijo: "¿Verdad, mamita, que en el cielo
Dios le dará un violín al pobre Yanko?